miércoles, 12 de junio de 2013

movimiento precursores de la independencia de venezuela

Movimiento Juan Francisco León 


Juan Francisco León había nacido en la Isla del Hierro, Canarias, en 1692. Fundó la villa de Panaquire, en Barlovento, donde se aplicó al cultivo del cacao, como modesto hacendado. Compartía estas labores con las de Teniente de Justicia de Panaquire, por derecho de fundador poblador. El 2 de abril de 1749 se le presentó don Martín de Echevarría, un vasco, con la noticia de que estaba destituido y era su reemplazante.
Ni León ni los habitantes de Panaquire aceptaron el nombramiento de Echevarría, por ser una imposición de la Compañía Guipuzcoana, cuyo factor, Juan Manuel de Goyzueta, manejaba a su antojo la política venezolana, quitaba y ponía gobernadores y demás funcionarios.
El pueblo amotinado marchó sobre Caracas, con el propio Juan Francisco León a la cabeza, originándose un verdadero movimiento de masas de interesante repercusión. Con gente de Caucagua, Guatire, Guarenas, El Guapo y otras comarcas se juntaron unos 800 hombres entre esclavos, indios y canarios.
Llegaron el 19 de abril de 1749 a Chacao, pregonando que «el intento directo es solamente la destrucción total de la Compañía Guipuzcoana .. » Como las autoridades no actúan, siguen hasta Caracas al son de tambores de guerra y con banderas encarnadas. Rodean la casa del Gobernador con gente armada, y al resto lo mandó a apostarse en la Plaza de la Candelaria, siempre canaria, y donde León tenía su casa; pero faltóle a Juan Francisco la garra del león; le faltó el coraje del caudillo. Su fe en la Ley y en la Justicia lo perdió. En lugar de exigir, llegó inclinando la cabeza respetuosamente ante las autoridades y protestando la fidelidad al Rey. El Gobernador Castellanos, para distraerlo más, huyó disfrazado de monje en la madrugada del 4 de mayo, hacia La Guaira, y allí instaló su Gobierno.
Después de varios meses, como no se le cumplen las promesas, Juan Francisco arremete nuevamente contra la capital (1º de agosto), pero esta vez con más de ocho mil hombres. De allí se dirige León hasta La Guaira en busca del Gobernador, y éste, ante la imponente demostración de poder popular, fingió hacer salir de Macuto y Puerto Cabello a los funcionarios de la Compañía.
En noviembre de ese mismo año de 1749 llega el nuevo Gobernador, Julián de Arriaga, quien hace las paces con León y ordena un indulto general. León esboza su programa de política económica, que puede resumirse en estos puntos:
Fluctuación de precios de acuerdo con la oferta y la demanda. * Libertad para transportar el cacao hasta cualquiera de los puertos. * Eliminación del intermediario. * Libertad de comercio. * Que no se restrinja más el tabaco. * Indemnización de daños causados por la Compañía.
Removido Arriaga, llega Felipe Ricardos aplicando medidas crueles y brutales, desconociendo hasta el indulto concedido por su antecesor. Irritado en extremo, León decidió irse a las armas y hacerle frente al Gobernador. No pudiendo combatir contra un ejército veterano, dispersó su gente y se dedicó a huir por los montes, ríos y sabanas, durante seis meses, hasta que cansado y hostigado por el gobierno, tuvo que rendirse. El 9 de febrero de 1752 prestó declaración y fue remitido preso a España, junto con su hijo Nicolás. El precio de la libertad sería la participación obligada en las campañas militares de España en sus colonias africanas.
La casa de Juan Francisco León fue destruida y sembrada de sal. La pena que le fue impuesta no la cumplió, porque murió en Cádiz el 2 de agosto de 1752. Pero muy poco tiempo después fueron encontradas válidas sus pretensiones, y la Compañía Guipuzcoana fue eliminada.

movimiento leonardo chirino


José Leonardo Chirino, nacido en Curimagua, estado Falcón, el 25 de abril de 1754, fue un zambo revolucionario venezolano que lideró una fallida insurrección en busca del establecimiento de la República en el país y la eliminación de la esclavitud.
La insurrección se originó a raíz de un baile en Macanillas en el Valle de Curimagua, de donde era nativo Chirino. De aquí pasaron a la de El Socorro, donde asesinaron a algunas personas, y después intentaron tomar Coro, cuyos vecinos ya estaban preparando la defensa, de modo que los insurrectos fueron vencidos fácilmente.
Habiendo fracasado en el intento, Chirino trató de reorganizarse, y escribió al cacique y a los indios de Pecaya, pidiéndoles incorporarse a la lucha, prometiéndoles que no pagarían demora, esto es, un tributo especial de los indígenas, el cual se les cobraba en dinero efectivo. Sin embargo, la persecución que desató el Teniente de Justicia, Ramírez Valderrain, fue una verdadera cacería humana. Chirino fue apresado, condenado a muerte y trasladado a Caracas, donde fue ejecutado el 10 de diciembre de 1796.
Este movimiento, de hondas raíces sociales, llamó la atención de las autoridades coloniales sobre las diferencias existentes y las injusticias, particularmente en lo tocante al cobro de impuestos a las clases humildes. Las intenciones de orden social y económico de Chirino eran claras, mas en cuanto a lo político no basta que haya proclamado la ley de los franceses, aspirando instaurar un régimen republicano, pues se ignora hasta qué punto estaba preparado para lograr tal cambio.
Aunque fue un hecho de carácter local, determinado por una situación específica, propia de las condiciones sociales generadas por la esclavitud, tuvo inspiración en las insurrecciones que tenían lugar en aquellos días en Santo Domingo, así como en la Revolución francesa. El movimiento no se propagó más allá de una parte del occidente del país, pero logró provocar una seria alteración del orden colonial en Venezuela.
Con todo, el pronunciamiento de Chirino en Coro no fue estéril en consecuencias, ya que a la postre se redujeron los impuestos y se cobraron con sentido más humano, aunque haya adolecido de fines clara y propiamente independentistas, como sí los tuvieron luego, por ejemplo, las gestas de Gual y España, Miranda y Bolívar.

Gual y 
España

  • En la conspiración de Gual y España desempeñaron un importante papel varios revolucionarios españoles que encabezados por el educador y escritor Juan Bautista Picornell, habían pertenecido a una logia masónica madrileña que había organizado en la capital de España un golpe de Estado que tenía como propósito derrocar el régimen monárquico e instaurar una República al estilo de la francesa. Este movimiento en el que también estaban implicados el profesor de matemáticas Sebastián Andrés y el de humanidades José Lax, así como el miembro del Real Colegio de Pajes, Manuel Cortés Campomanes, debía estallar el 3 de febrero de 1796, día de San Blas. Pero los mismos fueron delatados antes de lograr su objetivo siendo apresados, juzgados y condenados a muerte, pena que les fue conmutada por la del encierro en predios de América, gracias a la intervención del embajador de Francia. En diciembre de 1796 y a comienzos de 1797, los 4 conspiradores europeos fueron llegando al puerto de La Guaira, donde se les encerró en las bóvedas. Al poco tiempo Picornell y sus compañeros entraron en contacto con Gual y España, reforzando sus ideas revolucionarias. El movimiento que tuvo su foco en La Guaira desde donde se extendió rápidamente a Caracas; contó con un conjunto de documentos teóricos e instrucciones de carácter organizativo práctico. Inclusive se previeron cantos revolucionarios como la Carmañola americana, inspirada en su homónima francesa, y una canción americana surgida de la propia entraña del medio social, aunque con influencia de La Marsellesa.

Francisco Javier Pirela y Josè Francisco Suàrez

El 6 de marzo de 1799, dos buques franceses llegaron a la bahía de Maracaibo con el pretexto de hacerles reparaciones en los astilleros locales. Los corsarios traían consigo un barco inglés que habían capturado en las costas de Coro. Como en ese tiempo, España y Francia eran naciones amigas, el Gobernador de Maracaibo, lleno de buena fe, decidió darle todos los auxilios que necesitaban a pesar de que la tripulación estaba constituida en su mayoría por negros.
El 19 de marzo de 1799 debía estallar en Maracaibo la conspiración de Francisco Javier Pirela, a la cabeza de los pardos. Pirela era subteniente de una compañía de pardos, y sastre de profesión, había logrado entrar en conversación, para que lo, secundaran, con los tripulantes de las goletas «El Bruto», «La Patrulla» y «La Arlequín», surtas en el puerto de Maracaibo.
Se le consideró una «ramificación de la conspiración de Gual y España». Pero en realidad, nada tenían en común las conspiraciones de Gual y España, y de Pirela, ya que la de éste se basó en el jacobinismo haitiano, incendiario y destructor, y fue más bien un acto de piratería que un movimiento patriótico; en cambio, la de los guaireños se inspiró en otros principios. El mismo Pirela, quizás arrepentido, delató su rebelión tres horas antes, a las 9 de la noche de este día.Se planificó atacar a la ciudad, saquearla, matar a los blancos y ricos, expulsar al gobierno español y establecer una republica. Después mandarían a buscar 400 guajiros que ayudarían a mantener el orden. También iban a ejecutar a los religiosos del Convento, pero dejando a dos vivos para que administraran los Sacramentos. Sin embargo, delatado Pirela, la mayoría de los conspiradores fueron apresados y enjuiciados.

Expediciones Mirandinas

 Empiezan el 2 de febrero de 1806, cuando del puerto de Nueva York salió el general Francisco de Miranda con el bergantín Leander de 18 cañones, en su proyectada expedición libertadora de Venezuela, como acción inicial de la empresa emancipadora de América del Sur.
El 20 de febrero de ese año llegó el Leander al puerto de Jacmel (Haití), donde concluyó Miranda la organización de su flotilla con la adquisición de las 2 goletas, Bacchus y Bee.
El 28 del mismo mes la flotilla levó anclas rumbo a Venezuela. Traía armas y municiones, una imprenta y 2 banderas: una con los colores amarillo, azul y rojo, y otra azul con 2 círculos blancos, y en el asta, un gallardete rojo con la leyenda«Muera la Tiranía y Viva la Libertad». El 11 de abril, la expedición tocó en Aruba para hacer aguada y obtener algunos suministros. Cinco días permanecieron en Aruba, durante los cuales la gente de Miranda estuvo empleada en ejercicios. Las autoridades españolas estaban informadas de las operaciones de Miranda y, al arribar la expedición a las costas de Ocumare el 27 de abril, ya la esperaban. En la mañana del día siguiente fue atacada por 2 buques: el bergantín Argos y la corbeta Ceres, bajo el mando del teniente de navío Agustín Blanco Maldonado.
Después de un corto combate, los expedicionarios fueron derrotados; en manos realistas quedaron las 2 goletas y unos 50 prisioneros. El Leander escapó a Trinidad. Los prisioneros capturados fueron conducidos a Puerto Cabello y ahorcados 10 de ellos.
Con ayuda inglesa, el general Miranda preparó una segunda expedición, la cual salió de Trinidad en julio del mismo año. Estaba integrada por unos 400 hombres, repartidos en 10 buques. En la noche del 2 de agosto se hallaba frente al puerto de La Vela de Coro. El 3 se llevó a cabo el desembarco y después de breve combate, el puerto y sus instalaciones quedaron en poder de los invasores, quienes izaron en el fuerte de La Vela el tricolor mirandino. El jefe expedicionario continuó su marcha hacia la ciudad de Coro, la cual fue tomada el 4. Para atraer a los pobladores que habían abandonado la ciudad, el general Miranda envió comisiones y publicó proclamas; pero fueron pocos los que respondieron al llamado.
El 10 del mismo mes retornó al puerto de La Vela y desde allí dirigió nuevas solicitudes de auxilio a lord Thomas A. Cochrane, al almirante James Richard Dacres en Jamaica y al gobernador de aquella Antilla; escribió al obispo de Mérida quien a la sazón se hallaba en territorio de Coro, proponiéndole una entente; también lo hizo al Ayuntamiento. Por su parte, el teniente coronel Juan de Salas, comandante militar de Coro, había despachado mensajeros en solicitud de ayuda. El gobernador y capitán  general de Venezuela Manuel Guevara Vasconcelos levantó una fuerza de unos 1.500 hombres para oponerlos a Miranda y éste viendo que todo esfuerzo que hiciese le conduciría al fracaso, decidió abandonar la empresa. El 13 de dicho mes se reembarcó con sus tropas, rumbo a la isla de Aruba.

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